
Decidida a internarse en las artes plásticas, Marta Minujin comienza a estudiar en la Escuela Nacional de Bellas Artes. A pesar de obtener excelentes calificaciones en dibujo, pintura y escultura, Marta no se siente conforme con lo que hace. Está interesada en ser una artista de vanguardia y lo que realiza no le parece acorde a esa tendencia, por lo que decide abandonar sus estudios. Le interesa la obra de Alberto Greco; cree en la necesidad de un arte que logre sobrecoger al espectador, que salte del plano y se instale en la tridimensión, ideas que comparte con Rubén Santantonín y Emilio Renart.
Un día, mientras pintaba un cuadro para el que necesitaba mucha carga matérica, decide pegar sobre la tela una parte del colchón de su cama. En ese momento descubre una veta que le parece original y decide explorarla.
Un día, mientras pintaba un cuadro para el que necesitaba mucha carga matérica, decide pegar sobre la tela una parte del colchón de su cama. En ese momento descubre una veta que le parece original y decide explorarla.
Hay empieza la búsqueda por un arte nuevo, los happenings y el arte afímero cobra tendencia.
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